Escapada a París

¿Dispones de unos días libres? Aprovéchalos para recorrer la mítica Ciudad de la Luz.

El recorrido que te proponemos es adecuado para una visita de tres o cuatro días (siempre que seas un viajero resistente y amigo de las grandes caminatas.) Por supuesto, se trata de un recorrido orientativo que puedes cambiar, organizar, ampliar o reducir a tu antojo. Ya sabes: lo importante es disfrutar. Para ayudarte a conseguirlo, además de este recorrido te facilitamos unas cuantas informaciones muy prácticas.

Aquí dispones de un enlace al plano de Metro de París, así como su red de autobuses. 

Además, aquí tienes un plano de la ciudad .. ¡Buen viaje!

ILE DE LA CITÈ:

Corazón histórico de París. En esta isla se instaló la tribu celta de los parisii hacia el S. II antes de C. Podemos acceder a la isla cruzando el Pont-Neuf, el más viejo de los puentes que se conservan en París. Enrique III colocó la primera piedra en 1578, aunque lo inauguró Enrique IV en 1607.

En el puente tienen su negocio los bouquinistes, libreros de viejo que montan sus tenderetes sobre el puente.

En la isla se encuentra el Palais de Justice; la Concergierie, antigua prisión de la que partieron al encuentro con la guillotina más de dos mil condenados durante la llamada Ëpoca del Terror que siguió a la Revolución de 1789 (aquí pasaron su última noche Danton, Robespierre, María Antonieta y una larga lista de ilustres y no tan ilustres futuros decapitados.) También, la Sainte-Chapelle, iglesia gótica construida por orden de Luis IX a principios del S,.XII.

Pero la verdadera joya de la Ile es Notre-Dame.

(Nota. En la tarde del 15 de abril de 2019 sufrió un incendio que destrozó la catedral desde los cimientos. Una de esas pérdidas que hacen el mundo un poco más pobre. Las obras de restauración avanzan a buen ritmo y parece ser que podrá visitarse de nuevo a mediados de 2024)

Notre Dame. Fotografía de Stefaan Van der Biest

En Notre Dame, Napoleón se autocoronó emperador en 1804, y el general De Gaulle anunció aquí la liberación de Francia en 1944. Antes que ellos, por sus naves habían caminado María Estuardo para contraer matrimonio, y entre sus arcos se habían cruzado las primeras miradas Abelardo y Eloisa. Iniciada su construcción en 1163 nos e concluyó hasta mediados del S. XIV. Destaca la fachada, con las dos torres laterales inacabadas, y el impresionante rosetón central, terminado en 1220. Desde la cima de la torre puede verse de cerca la enorme campana de 13 toneladas, llamada Bourdon de Notre-Dame (y los más románticos pueden imaginar al Jorobado observando desde allí las facultades danzarinas de la bella Esmeralda, versión Víctor Hugo o Walt Disney, siempre a gusto del visitante.)

Historia de NOTRE DAME
Un vídeo muy interesante: ¿Por qué no se derrumbó la catedral?

MONTMARTRE.

 En la colina de Montmartre fue decapitado Saint Denis, primer obispo de la ciudad. Según la leyenda, tras la decapitación, recogió su cabeza y caminó colina abajo hasta caer desplomado en el lugar donde sus fieles debían construir un templo  su memoria (la actual catedral de Saint-Denis, en la Place Victor Hugo, en las afueras de París.)  Pero Montmartre no es famoso como emplazamiento idóneo para decapitaciones de santos, sino como barrio de aire bohemio y espíritu artístico contrastado. En Montmartre vivían a finales del S. XIX Degas,  Cezanne, Monet, Van Gogh… Treinta años después llegaría la segunda generación de artistas “made in Montmartre”, los Picasso, Juan Gris, Modigliani, etc, para completar la leyenda.

En el Bateau Lavoir, edificio algo menos que modesto, pintó Pablo Picasso Las Señoritas de Avignon; el Bateau Lavoir quedó destruido por un incendio a principios de los 70. Se reconstruyó posteriormente, pero claro, ya no es lo mismo. Lo que sí se conservan son algunos cafés y cabarets de la época, como el Lapin Agile y el archiconocido Moulin Rouge (el de la peli y el de los cuadros de Toulouse-Lautrec)

Hoy, las calles de Montmartre son un agradable recorrido entre terrazas de bares y restaurantes y pequeñas exposiciones callejeras de artistas y pseudoartistas, que intentan sacar partido a la favorable disposición que la atmósfera del barrio suele crear en el visitante.

LOS VINOS DE MONTMARTRE

En la colina de Montmartre se conserva un pequeño viñedo (en el año dos mil tenía unas mil ochocientas vides) del que se extrae vino para unos cuantos miles de botellas, más apreciadas, como es lógico, por su valor pintoresco y turístico que por su calidad. Pero no siempre fue así. En las laderas de la colina y en los terrenos cercanos se cultivaros durante siglos viñedos abundantes, en los que se producía más vino que en otras regiones famosas por sus caldos, como Borgoña. Sirva como dato decir que en 1436, el rey Carlos VI pudo pagar con la venta del vino cosechado en Montmartre a las tropas reclutads para enfrentarse al ejército inglés.   

SACRE-COEUR:

Situada en el punto más alto de Montmartre y de toda la ciudad, lo primero que llama la atención de la Basílica es la blancura de la piedra, que resiste la contaminación y el paso del tiempo. Al parecer, esto se debe a que la piedra desprende depósitos de cal blanca cuando llueve. Se trata de una construcción relativamente reciente: las obras se comenzaron en 1876, tras la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana.


MUSEO DE LOUVRE

(Metro: Palais Royal)

(Abierto todos los días de 9 a 18 h.  –  Gratuito el primer Domingo de cada mes)

Es imposible visitar el Musée du Louvre por completo. Resulta difícil aceptarlo, pero si sólo dispones de unas horas para visitar uno de los museos más impresionantes del mundo, hay que poner un poco de orden.

Pirámide del Louvre. Fotografía de Adam Derewecki

El Louvre se construyó, allá por el lejano 1190, como fortaleza amurallada, y como tal funcionó hasta que en el S. XIV Carlos V ordenó la conversión de la fortaleza en residencia real. Posteriormente, Enrique IV amplía el palacio y une el Louvre y el Palais des Tuileries, que en aquel entonces quedaba fuera de las murallas de París. La vida “artística” del palacio comienza a principios del S. XVII, cuando Enrique IV ofrece a los artistas espacio y protección. Y son los artistas quienes se adueñan del palacio cuando Luis XIV traslada la Corte a Versalles. El museo propiamente dicho nace en 1793, tras la Revolución Francesa, como Museo Central de las Artes.

Y ahora, la visita: enumeramos aquello que no debemos perdernos, lo verdaderamente imprescindible. Del resto, bueno, que cada cual aproveche el tiempo de la mejor manera posible.

1. La Pirámide de Ming Pei. Inaugurada en 1989 es la entrada al museo. Antes se formaban largas colas para entrar, pero la Pirámide ha solucionado el problema en parte. Tiene 21,6 metros de altura; su constucción provocó un vivo debate, por el contraste entre el clasicismo del edificio y el estilo vanguardista del diseño de Pei. En cualquier caso se ha convertido en un icono reconocible por todo el mundo.

2. Antigüedades

Una buena manera de comenzar la visita es contemplar la sección de antigüedades del museo. En la sección egipcia , las primeras salasestán dedicadas a objetos de la vida cotidiana: escritura, joyas, juegos… A continuación encontramos una gran sala con enormes columnas y estatuas (sala 12), en la que no hay que perderse el relieve Ramses II entre los dioses. La colección continúa en el piso superior. En la sala 22 encontramos la escultura Escriba sentado.

Continuamos la visita por la sección de antigüedades griegas. Enseguida encontramos a dos de las estrellas del museo: la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia. La Victoria fue hallada por el cónsul francés Charles Champoiseau en 1863, en la pequeña isla griega de Samotracia. Se trata de una ofrenda de los ciudadanos de Rodas, como agradecimiento a los dioses por una victoria naval, posiblemente en la batalla de Myonnisos. La escultura data del S. II antes de Cristo, y se trata de una obra que muestra una gran teatralidad, con una lograda sensación de movimiento.

En cuanto a la Venus de Milo, fue hallada en la isla de Milo en 1820. No se sabe con exactitud qué diosa representa; por la sensualidad de sus formas y su semidesnudez podría tratarse de Afrodita, aunque también podría ser Anfitrita, una de las ninfas, adorada en la isla. Se considera que fue esculpida en el S. II a. de C., siguiendo las pautas de la escultura clásica griega de épocas anteriores.

Entre las antigüedades etruscas destaca, sobre todo, el Sarcófago de los esposos de Cerveteri. (sala 18.)

3. Pintura.

La pintura en el museo se divide en tres secciones principales: 

– Pintura francesa hasta el S. XIX. No hay que perderse los cuadros más representativos de las dos corrientes principales de la pintura del XIX: escuela Romántica (La balsa de la Medusa, de Géricault;  La muerte de Sardanápalo, de Delacroix) y escuela Neoclásica (La coronación de Napoleón, de Jacques-Louis David)

– Pintura del norte de Europa:  Destacan las pinturas de Vermeer (principalmente La encajera  y  El geógrafo) y las telas pintadas por Rubens para el Palais de Luxembourg, que se exponen en la Galería Medicis.

– Pintura italiana: No hay que perderse Las bodas de Canaa, de El Veronés;  La Virgen y el Niño, de Leonardo Da Vinci;  y la gran vedette del espectáculo: La Gioconda, más de actualidad que nunca gracias al fenómeno «Código Da Vinci», que arrastra al Museo (y a otros escenarios de la ciudad reflejados en la novela) a una nueva legión de seguidores del misterio histórico.

Recorrido por el Museo de Louvre

UN PASEO EN BARCO

Para relajarse de la visita al Louvre, nada mejor que un paseo en bateau mouche por el Sena. Son varias las empresas que ofrecen este servicio (dejamos enlace aquí y en la imagen a la web de la compañía Bateaux Mouches, una de las empresas principales). Este recorrido permite ver muchos de los monumentos de la ciudad alineados a lo largo del río. También resulta muy llamativo si se hace el recorrido de noche, con los edificios estupendamente iluminados. Existe un servicio municipal, el Batobús, con paradas en Torre Eiffel, Museo de Orsay, Louvre y Notre Dame.

BATEAUX MOUCHES

TORRE EIFFEL

Diseñada por Gustave Eiffel para la Exposición Universal de 1889, su destino era ser demolida veinte años después. Dos factores vinieron a salvarla: el primero, la popularidad que adquirió en breve tiempo entre los parisinos y los visitantes de la ciudad (a pesar de la actitud crítica de muchos ciudadanos de la época, como Maupassant, que solía comer en el restaurante Jules Verne, situado en el segundo piso de la Torre, por ser el único lugar de la ciudad desde el que no la veía). El segundo factor fue la invención de la comunicación por radio, pues la torre constituía una antena incomparable. 

Los precios de la entrada varían según la altura a la que se quiera llegar. El restaurante (Le Jules Verne) es caro. Pero quien quiera y pueda pagar el cubierto disfrutará de excelente cocina francesa con una vista espectacular de la ciudad.

Tíckets para subir a la Torre

El Jules verne no es el único restaurante de la Tour Eiffel. Estos son los restaurantes y las tiendas que puedes disfrutar.


UN PASEO POR MONTPARNASSE Y SAINT-GERMAIN

(Metros: Odeon/Montparnasse   –   Saint Germain des Pres)

Durante décadas, este barrio fue el centro de la intelectualidad parisina. En el Cafe de Flore, en Les Deux Magots o en la Brasserie Lipp se reunían Sartre, Simone de Beauvoir, Raymond Aron… pero también escritores y artistas extranjeros que llegaban atraidos por el brillo cultural de la ciudad: Hemingway, Scott Fitzgerald, John Dos Passos o Samuel Becket escribieron (entre trago y trago, digámoslo todo) muchas de sus páginas en las calles de Montparnasse.

El barrio es aún hoy el centro de la industria editorial francesa, y merece la pena visitar las numerosas galerías de arte de la Rue de Seine y la Rue de Beaux Arts; pero Montparnasse ha cedido gran parte de su encanto intelectual al consumo, y muchos de los mejores locales están ocupados por tiendas de moda: Cartier. Louis Vuitton… Al fin y al cabo, la alta costura también forma parte esencial de la cultura parisina.

No hay que perderse la iglesia románica de St. Germain des Pres, la más antigua de la ciudad, en la que está enterrado Renè Descartes.

Tampoco podemos dejar de visitar el Jardin de Luxemburgo, creado en el S. XVII por orden de María de Medicis. Ni, por supuesto, la Iglesia de St. Sulpice, con su chapelle de Saints Anges, decorada por Eugene Delacroix.


MUSEE D’ORSAY

(Metro: Solferino)

(M, X, V, S y D,  de 9,30 a 18 h.   –   Jueves de 9,30 a 21,45 h.)

Antes que un museo, Orsay fue la Gare d’Orsay, la estación de la que partían los trenes hacia el sudoeste del país. El enorme edificio que albergaba la estación, inaugurado en 1900, se construyó con un cuidado equilibrio entre la funcionalidad del uso al que estaba destinado y una estética acorde con el entorno aristocrático de la zona. Rodeando la estación se construyó un hotel con 370 habitaciones.

A partir de 1939, hasta los años 60, el edificio tuvo usos muy variados (fue incluso un estudio de cine.) En 1977 se decidió convertir la estación en un museo que recogiese obras maestras del periodo que cubre desde mediados del S. XIX hasta 1915, unas décadas clave en la historia de la pintura mundial.

El museo se divide en dos plantas. En la planta baja encontramos las  pinturas y esculturas más antiguas, fechadas hasta 1870. No hay que perderse: La danza de las ninfas, de Corot;  Las espigadoras, de Millet; y El origen del mundo, de Gustave Courbet, muy polémica y no expuesta durante décadas por su sexualidad explícita.

En la planta superior encontramos a los pintores impresionistas: Renoir, Monet, Manet, Pissarro, Degas, Paul Cezanne, Gauguin… la generación que revolucionó la pintura, los descubridores de un nuevo mundo para el arte, liberado para siempre de las estrictas normas académicas y los rígidos cánones estéticos. En este piso no hay que perderse Merienda campestre (Monet),  Le Moulin de la Galette (Renoir),  Bailarinas azules (Degas),  La estacion de Saint Lazare (Monet),  Jugadores de cartas (Cezanne.)

Por último, Orsay nos permite disfrutar de algunas de las mejores pinturas de un genio universal: Vincent van Gogh: por ejemplo, los famosos Noche estrellada  o  Iglesia de Auvers-sur-Oise


LES INVALIDES

(Metro: Varenne)

Construido por Luis XIV como hospital de veteranos, hoy en día la fama del monumento reside en que alberga la tumba de Napoleón, cuyo cuerpo fue trasladado a París desde Sant Elena en 1840. En Les Invalidesencontramos tres museos: el Musee de l’Armée, uno de los mayores museos militares del mundo;  el Musée des Plans-Reliefs, con maquetas de fortificaciones, algunas del S. XVII;  y el Musée de l’Ordre de la Liberation, creado por De Gaulle para honrar a quienes luchron contra los nazis durante la ocupación de Francia.

Por cierto, las cenizas de Napoleón reposan dentro de seis ataúdes, uno dentro de otro: dos de plomo, y uno, respectivamente, de hierro, caoba, ébano y roble.


LE PANTHEON

(Metro: Cardinal Lemoine)

Construido como iglesia por orden de Luis XV, el edificio se terminó en 1790, un año después de la Revolución. Las nuevas autoridades prefirieron consagrar el edificio como «templo de la nación» y no como templo religioso, y fue destinado a coger los restos de los más ilustres ciudadanos de Francia.

En el Pantheon están enterrados Voltaire y Rousseau. Posteriormente fue iglesia durante unos años, en el S XIX. Pero a partir de 1885, con el apoteósico funeral de Victor Hugo, se decidió su uso definitivo como mausoleo para los grandes hombres de la nación. Junto a los antes citados reposan los restos de personajes como Zola o Marie Curie.

Si subimos hasta la cúpula disfrutaremos de unas estupendas vistas de la ciudad.


CENTRO GEORGE POMPIDOU

(Metro:  Chatelet)

Edificio vanguardista, diseñado por los arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano. El edificio alberga una enorme biblioteca; el centro de Creación Industrial, dedicado a investigación en el ámbito de la arquitectura y el urbanismo; el Instituto de Investigación y Coordinación Acústicomusical, que investiga la música contemporánea; y, lo más famoso del edificio, el Museo Nacional de Arte Moderno.

Este museo continua el recorrido por la historia de la pintura y la escultura allí donde lo dejamos en el Museo d’Orsay. Hay una colección permanente y frecuentes exposiciones temporales. En el museo encontramos brillantes ejemplos de todas las vanguardias del S. XX: pop-art,  fauvismo,  cubismo…

Autores, están prácticamente todos los grandes del siglo pasado: Picasso, Tapies, Saura, Barceló, Chagall, Jean Arp, Duchamp, Modigliani, Francis Picabia…

Una visita a la web del Centro Pompidou, para orientarnos.


PLACE DE LA CONCORDE

(Metro: Concorde)

Nos situamos en el centro de la plaza. Miramos hacia arriba, en dirección al imponente Arco de Triunfo. Entre ambos puntos, los Campos Elíseos. Puro espectáculo visual, resumen en un solo vistazo de la «grandeur» francesa.

Diseñada en 1757 por Jacques Gabriel, arquitecto de Luis XV, se construyeron edificios sólo en uno de los lados de la plaza, a fin de permitir la vista desde el Palacio de las Tullerías a lo largo de los Campos Elíseos. Irónico destino el de la plaza, ideada por un rey y lugar de celebración de las más importantes ejecuciones durante el periodo posterior a la Revolución de 1789: aquí perdieron la cabeza Luis XVI, María Antonieta, Robespierre…

En la plaza se levanta el famoso obelisco, regalado a Francia en 1829 por el Virrey de Egipto.

CAMPOS ELISEOS Y ARCO DE TRIUNFO

(Metro:  Camps-Elysées    –    Concorde    –    Clemenceau – Charles de Gaulle)

En los Campos Elíseos acaba el Tour de Francia y comienza el Maratón de París; en esta enorme avenida se realian las paradas militares, en el día de la Fiesta Nacional Francesa. A unos metros se encuentra el Palais de l’Elysée, residencia de los presidentes de la República

TAquarela, Artista: Martin Jonas

Arco de Triunfo. Napoleón ordenó construir este monumental arco como conmemoración de su victoria en Austerlitz. Mide 50 m. de altura y 45 m. de ancho. En el Arco están grabados los nombres de las grandes victorias militares de Francia, así como los nombres de centenares de oficiales distinguidos de las guerras napoleónicas.


BARRIO LATINO

Su nombre tiene origen medieval, porque era la zona de la ciudad en la que se concentraban los estudiantes, que usaban el latín como lengua común para comunicarse.

Este carácter de barrio estudiantil se ha mantenido siempre. Es una zona animada en la que se pueden visitar pequeños restaurantes y cafés con música en directo.


CEMENTERIOS DE PARIS

Pues sí, un cementerio es un cementerio, pero hay muchos que merecen ser visitados. En París, de hecho, hay dos:

      1. Cementerio Père-Lachaise  

          (Metro:  Pére-Lachaise)

Debe su nombre al confesor de Luis XIV, en su día propietario de los terrenos. Fue inaugurado en 1804 y diez años después sólo albergaba dos mil tumbas. Alguien pensó: ¿y si trasladamos al cementerio a algunas celebridades? Inteligente iniciativa de marketing funerario que lleva ya dos siglos de éxito. Entre las tumbas famosas que acoge (por orden más o menos cronológico):  Eloísa y Abelardo   –  Molière  –  La Fontaine  –  Chopin  –  Oscar Wilde  –  y la siempre homenajeada, visitada y florida tumba de Jim Morrison, cantante de The Doors.

Tumba de Jim Morrison

     2. Cementerio de Montparnasse 

         (Metro: Edgar Cluinet)

     Sin alcanzar la fama del Père-Lachaise, aquí están enterrados Baudelaire,  Sartre,  Simone de Beauvoir,  y Brancusi (éste, rodeado de varias de sus esculturas, lo que siempre constituye un valor añadido.)


(Intentamos mantener nuestra página permanentemente actualizada; no obstante, algunas informaciones, como horarios o  precios, pueden sufrir cambios que no aparezcan corregidos. Os pedimos disculpas por las molestias que esto pueda ocasionar.)